Ignacio Rodó siempre quiso ser un trovador. Desgraciadamente, nació con unos cuantos siglos de retraso, así que se tuvo que conformar con ser cineasta.

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Le gusta contar historias, la creatividad, la ironía, el subtexto, el minimalismo y el humor en el set, así como las letras minúsculas.

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Desde que dirigió su primer cortometraje en 2007, ha experimentado con todas las formas posibles de contar una historia, lo que lo ha llevado a dirigir para todo tipo de formatos, pantallas e incluso escenarios. Lo único que nunca ha intentado es actuar. Por el bien de la industria y del mundo, ha prometido no intentarlo jamás.

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Su trabajo ha ganado más de 150 premios y ha sido seleccionado en más de 1.000 festivales internacionales de cine (incluidos varios calificadores para los Óscar), donde su estilo ha sido denominado experimentalmente comercial. Una afirmación que lo confunde y lo entusiasma al mismo tiempo.

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Su cortometraje Tuck me in (2014) es un éxito en internet, con más de 30 millones de visualizaciones, además de haber ganado más de 30 premios y haber sido seleccionado en 250 festivales de cine. Los derechos de sus cortometrajes El abogado (2016) y Deep down (2019) fueron adquiridos por HBO USA. Al menos dos de sus cortos han sido plagiados por la comunidad cinematográfica india. Cuando se le pregunta al respecto, Ignacio describe esto último como el mayor logro de su carrera hasta la fecha.

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Ha trabajado como productor en publicidad y como director de producción en largometrajes internacionales. Aunque le ayuda a pagar las facturas, si lo presionaran, diría que considera la producción simplemente como un pasatiempo.

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Cuando se dio cuenta de que dar premios es tan gratificante como recibirlos, comenzó a participar como jurado en varios festivales, entre ellos Filminute en 2015; Crominute, Underexposed y Meters en 2016; Free Speech en 2020; y Short of the Year en 2018 y 2022.​​

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En 2024 fundó Els Cineminuts en colaboración con Terrassa Unesco Ciudad del Cine, un festival dedicado exclusivamente a cortometrajes de un minuto. No solo es un desafío narrativo fantástico, sino que el formato breve también le resulta como un soplo de aire fresco dentro de lenta industria cinematográfica.

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Por último, y ciertamente menos importante, le cuesta escribir biografías, pero se armó de valor para escribir esta.